La ética y la moral son constructores que regulan el comportamiento humano y permiten su dirección a lo que tanto de manera individual (ética) como colectiva (moral) se considera aceptable y positivo. Qué es bueno y qué es malo, que deberíamos hacer y que no deberíamos hacer e incluso de qué aspectos nos preocupamos y valoramos son elementos derivados en gran medida de nuestro sistema ético.
Pero a veces nos encontramos con situaciones en que no sabemos qué hacer: escoger A o B tiene, en ambos casos, repercusiones negativas y positivas a la vez y los diferentes valores que nos rigen entran en un conflicto. Estamos ante situaciones que nos suponen dilemas éticos.
Una parte de la filosofía moral
Se entiende por dilema ético a toda aquella situación en la que se dé un conflicto entre los diferentes valores de la persona y las opciones de actuación disponibles. Se trata de situaciones en que se va a generar una pugna entre varios valores y creencias, no existiendo una solución totalmente buena y otra opción totalmente mala, teniendo ambas repercusiones positivas y negativas a la vez.
Este tipo de dilemas requieren de una reflexión más o menos profunda sobre las alternativas de las que disponemos, así como del valor otorgado a los valores morales con los que nos regimos. A menudo nos tocará priorizar uno u otro valor, entrando ambos en conflicto de cara a tomar una decisión. Asimismo, permiten ver que las cosas no son o blancas o negras, así como entender a personas que toman decisiones distintas a las propias.
La existencia de dilemas éticos existentes en la vida real o posibles han generado una interesante rama de estudio centrada en nuestras creencias y valores y cómo éstas son gestionadas.
Permiten ver cómo reflexionamos y que elementos tenemos en cuenta para tomar una decisión. De hecho, es frecuente que se empleen dilemas éticos como mecanismo para educar en el uso y gestión de emociones y valores, para concienciar sobre algunos aspectos o para generar debate y compartir puntos de vista entre personas. También se emplean en el ámbito laboral, concretamente en selección de personal.
Tipos de dilemas éticos
El concepto de dilema ético puede parecer claro, pero lo cierto es que no existe un solo tipo. En función de diversos criterios podemos encontrarnos con distintas tipologías de dilemas, que pueden variar en su nivel de concreción, en el papel del sujeto al que se le presenta o en su verosimilitud. En este sentido, algunos de los principales tipos son los siguientes:
1. Dilema hipotético
Se trata de dilemas que colocan a la persona a quien se le pregunta en una posición en la que se ve confrontando una situación que es muy poco probable que suceda en la vida real. No se trata de fenómenos imposibles, pero son algo a lo que la persona debe enfrentarse en su día a día de manera habitual. No es necesario que la persona a quien se le plantea el dilema sea el protagonista de este, pudiendo preguntársele qué debería hacer el personaje.
2. Dilema real
En este caso el dilema planteado versa sobre un tema o situación que resulta cercana a la personas a quien se le plantea, sea porque se refiere a un suceso que ha vivido o a algo que puede ocurrir con relativa facilidad en su día a día. Aunque suelen ser menos dramáticos que los anteriores, pueden resultar tanto o más angustiantes por este motivo. No es necesario que la persona a quien se le plantea el dilema sea el protagonista de este, pudiendo preguntársele que debería hacer el personaje.
3. Dilema abierto o de solución
Los dilemas planteados como abiertos o de solución son todos aquellos dilemas en que se presenta una situación y las circunstancias que la rodean, sin que el protagonista de la historia (que puede o no ser el sujeto a quien se le plantea) haya realizado aún ninguna acción para solucionarlo. Se pretende que la persona a quien se le sugiere este dilema escoja cómo proceder en dicha situación.
4. Dilema cerrado o de análisis
Este tipo de dilema es aquel en el que la situación planteada ya ha sido solucionada de una forma u otra, habiendo tomado una decisión y realizado una serie de conductas concreta. La persona a quien se le plantea el dilema no debe decidir qué se hace, sino valorar la actuación del protagonista.
5. Dilemas completos
Se trata de todos aquellos dilemas en los que se informa a la persona a quien se le plantean de las consecuencias de cada una de las opciones que se pueden tomar.
6. Dilemas incompletos
En estos dilemas no se hacen explícitas las consecuencias de las decisiones que tome el protagonista, dependiendo en gran medida de la capacidad del sujeto para imaginar ventajas y desventajas.